De este encuentro, surgió claramente la necesidad de vivir lo que reclamamos, de asumir primeramente un compromiso en nuestra vida con las propias creencias y convicciones iluminadas desde la fe, para después comenzar a exigir a la comunidad política, aquellos valores que pregonamos. Y un ámbito para comenzar con esta vivencia, es la universidad, donde interactuamos. No podemos desconocer que la universidad es un ámbito de análisis y discusión, y que durante mucho tiempo, hemos descuidados temas de vital importancia para nuestra sociedad.
Es por ello, que surgió la necesidad de comenzar a crear mesas de diálogo, para tratar la deuda social de los profesionales de nuestra sociedad, para tratar esa herida abierta en el seno de nuestra sociedad como es la pobreza y nuestros hermanos excluidos.
Tampoco podemos desconocer realidades sociológicas como la formación de la familia actual, la desunión y el desapego, e incluso temas que ya no hablan solo de la forma de vivir sino que discuten sobre la vida misma como el aborto, o la manipulación genética, con la consecuente creación de disciplinas como la bioética.
Indudablemente, son temas y acciones sobre las cuales tenemos y debemos discutir, conversar, opinar, y poner de relieve, tanto en nuestras facultades como en las universidades en sí mismas, dando participación a los rectores de los institutos superiores de nuestra provincia.
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